En el territorio mexicano frecuentemente suceden fenómenos naturales que ponen en riesgo la vida de sus ciudadanos, desde temblores hasta inundaciones, huracanes o grandes precipitaciones.
La mayoría de las veces hay protocolos de seguridad para mantener a salvo a la población e intentar que los daños materiales y las pérdidas humanas sean las menores posibles.
El pasado 30 de mayo de 2022, el huracán Agatha tocó tierra en San Pedro Pochutla, Oaxaca, y se debilitó a la categoría uno de manera inmediata; sin embargo, dejó a su paso fuertes lluvias y marejadas que devastaron los alrededores.
Las fuertes precipitaciones afectaron a las comunidades aledañas a Huatulco que quedaron incomunicadas, sin acceso a comida, ni insumos de supervivencia, como agua y saneamiento.
La Fundación AXA y la asociación civil dedicada a desastres a nivel mundial, CADENA, desplegaron sus equipos para hacer entrega de alimentos e insumos de higiene y limpieza. Esta intervención fue respaldada por la misión realizada entre el pasado 2 y 5 de junio.
Los primeros requerimientos de ayuda humanitaria fueron emitidos por las localidades de Limoneros, Pueblo Viejo y Puerto Estero, en el municipio de San Francisco del Mar, Oaxaca.
Enfrentar la adversidad, reponernos y adaptarnos al cambio es muestra de que somos resilientes y solidarios.
Como mexicanos, nos apoyamos ante las calamidades, buscamos la manera de adaptarnos a los cambios y aprender de cada reto que enfrentamos. Ser resilientes nos ha ayudado a estar mejor preparados para los fenómenos naturales y aminorar sus efectos.